Mi primer Pan con Centeno

   ¿Listos para la primera incursión en el fascinante mundo de la pan? Aquí os diréis: ¿para que me voy a poner a hacer pan, si en la panadería de abajo lo hacen bien rico? Pues os voy a contestar con otra pregunta: ¿soleis comprar comida ya hecha? ¿a que suele estar mucho más rica la hecha en casa?

   Pues eso, yo creo que esto hay que probarlo al menos una vez y luego ya decidís si os engancha o no; lo que os aseguro es que un pan casero puede ser la estrella indiscutible en cualquier comida (incluso puede llegar a eclipsar al propio plato principal).

   Lo primero de todo, los ingredientes:

• 375 grs de harina de fuerza. Si no sabes o recuerdas lo que es, échale un vistazo a la receta de los Bagels desde aquí.
• 125 grs de harina de Centeno. Le da más esponjosidad y firmeza a la miga; la podéis encontrar en herbolarios o en la zona dietética de los supermercados. No es imprescindible, si no la localizais, ponéis los 500grs de harina de fuerza (en lugar de mezclar las harinas), pero os recomiendo hacer el esfuerzo de buscarla un poco.
• 300 grs de agua mineral tibia
• 10 grs de levadura fresca a temperatura ambiente y desmigada. Lo mismo que con la harina de fuerza, repasad la receta de los Bagels aquí.
• 10 grs de sal

   Ponemos todos los ingredientes en un bol, comenzando por mezclar las harinas con la levadura desmigada. Añadimos el resto y vamos moviendo hasta conseguir una masa homogenea (bien con las manos, bien con ayuda de una cuchara). Enharinamos la masa y parte de la mesa donde vamos a trabajarla, y amasamos durante unos 10 minutos (también podéis repasar cómo en esta otra receta). Esta masa queda ligeramente pegajosa, pero de manera que se desprende facilmente de nuestras manos. Si se pega en exceso, echad un poco mas de harina sobre ella (pero no os paséis, tiene que quedar así).


   Ponemos en el bol de nuevo; tapamos con film transparente y dejamos reposar una hora a temperatura ambiente, hasta que doble el volumen.

   Amasamos otros 10 minutos y le damos forma de barra de pan, no demasiado ancha (luego crecerá). Extendemos sobre la propia bandeja de horno sobre la que vayamos a hornearlo luego (sobre un tapete de silicona, o sobre una hoja de papel de horno), aunque aquí lo ideal sería hacerlo sobre una piedra para hornear pan (si, yo tampoco lo he probado aún). Espolvoreamos un poco de harina por encima, y le pegamos un corte (a todo lo largo) con decisión. Tapamos con un paño de cocina y a esperar una hora más.


   Ya solo falta hornear. Precalentamos el horno a 250ª. Una vez a esa temperatura: abrimos el horno, pulverizamos las paredes con un poco de agua (mejora la calidad de la corteza), metemos el pan y horneamos durante 5 minutos. Bajamos a 210ª y mantenemos otros 25 minutos.  Sacamos con mucho cuidado de no quemarnos y dejamos enfriar sobre una rejilla y tapado con un paño.

   Este pan es ideal para hacerse unas rebanadas con aceite para desayunar, empujar cualquier guiso de carne en la comida y mojar la yema de unos huevos fritos en la cena. Y ala, a hacer otro que este ya nos lo hemos ventilado!!!